La resiliencia es la capacidad que tiene una persona de responder a la adversidad o a una circunstancia de vida, y adaptarse rápidamente a los cambios que como su consecuencia se dan en periodos de inestabilidad, para seguir proyectando el futuro.
A lo largo de la vida enfrentamos muchas situaciones dolorosas que nos chocan emocionalmente, más las personas resilientes somos capaces de ver más allá de esos momentos y no desfallecemos ante ello…asumimos las crisis como una oportunidad para generar un cambio, para aprender y crecer.
Sabemos que estos momentos no serán eternos y que nuestro futuro dependerá de la manera en que reaccionemos. Cuando nos enfrentamos a una adversidad u evento nos preguntamos: ¿Qué puedo aprender yo de esto? o ¿Cómo podemos ser más Resilientes?
El autoconocimiento es un arma muy poderosa para enfrentar las adversidades u eventos, solemos así convertirlos en retos, y las personas resilientes sabemos usarla a nuestro favor. Aprendemos a conocer nuestras principales fortalezas y habilidades, así como nuestras limitaciones y defectos u debilidades.
Son las circunstancias vividas las que nos permiten crecer y trazarnos metas más objetivas que no solo tiene en cuenta nuestras necesidades y sueños, sino también los recursos de los que disponemos para conseguirlas.
Es aprovechar positivamente la experiencia estresante atravesada, y constituirla en base de nuestra esencia de salud mental y con un fortalecimiento de nuestra inteligencia emocional, logramos controlar e incluso superar los eventos o traumas convirtiéndolos en oportunidades de crecimiento y desarrollo individual.
Las respuestas a las adversidades u eventos de transformación, son simplemente decisiones que tomamos y accionamos, en denominados momentos de nuestra verdad existencial efímera u de crisis personales y nos permiten auto-descubrir nuestro verdadero potencial del cual no estábamos conscientes superar.
Cuando nos sentimos en paz con la vida es cuando aprendemos y comprendemos que todo tiene un algo y un porque en su tiempo y espacio, a aceptar lo que no podemos cambiar y lo que sí, fluimos entonces con lo que tiene que ser, por elección libre de apremios y conciencia plena.
Es allí cuando comulgamos con quien somos en realidad, y es entonces cuando te sabes obrar ante la vida bajo los preceptos de Dios y de los hombres, como valores de vida, y te reconoces como uno más con sus aciertos y errores en tu propia vida, habrás ya sobrepasado más allá de donde nunca creías poder llegar.
Solo podemos volar una vez desplegamos nuestras alas, solo podemos brillar cuando descubrimos nuestra magia, solo podemos sanar cuando abrazamos nuestros traumas, y todo podemos lograr cuando confiamos en nuestra alma por supuesto si así lo decidimos.