Ser Feliz es comprender que la felicidad es la plenitud del ser, sin aditivos externos

Inadecuadamente desde tempranas edades por falsas creencias asumimos que nuestros crecimientos o adquisiciones ajenas a lo intrínseco del Ser o al espíritu nos incrementan las posibilidades de encontrarla, mas no es así. Solemos buscarla en las cosas externas que acrecientan nuestra capacidad personal como humanos de desarrollarnos como individuo, en un entorno circunstancial llámese profesión, matrimonio, filiación o hijos, adquisición de propiedades materiales, trabajos con buena remuneración, lugar en una sociedad competitiva o comparativa, donde el in crescendo de cada uno es con otros no con nosotros mismos, donde verdaderamente está la base o fundamento de nuestra responsabilidad como individuo y su propia esencia de vida; aquellos simplemente son complementos de lo que pretendemos sea la vida según la etapa de esta en la cual nos encontremos.

Somos el ímpetu o el coraje que nos guía el alma, que se enaltece con cada logro de vida de aquellos que mencioné, no son los logros como tales, ni el haber adquirido algo lo que enaltece la vida, es el derecho que simplemente ejerzo de crecer superándome a mí mismo, mas no comparándome con otros, sino viviendo mi propia vida, a mi sincera cabida de elección de cómo vivirla, sin dejarnos llevar por el miedo a no encontrarlo porque lo que reina es el amor en el encuentro con otros y mi propio yo que me pide cada vez optar por algo más de mí mismo.

               No busques afuera lo que está dentro de ti.